Estados Unidos, Bill Clinton.
La competencia por la candidatura presidencial de AD ya se desbordó, pero Luis Alfaro Ucero tiene la decisión de hacer aprobar disposiciones rígidas para contener la disputa hasta mediados del próximo año. Por eso someterá el asunto a consideración del CEN.
En la reunión ordinaria de hoy, la dirección nacional debatirá los enfrentamientos verbales protagonizados en los últimos días por Claudio Fermín, Lewis Pérez, Humberto Celli y Antonio Ledezma, así como el controversial pronunciamiento del Buró Sindical para escoger el candidato mediante la fórmula de consenso.
Aunque el planteamiento del consenso fracasó al ser rechazado por Fermín, Pérez, Celli y Ledezma, el secretario sindical nacional del partido, César Gil, anunció que hoy le daría carácter oficial al presentarlo al CEN. El rechazo se ha interpretado como una temprana derrota para el sector sindical, que tradicionalmente inclinó la balanza en los procesos de selección de abanderados.
La intención del secretario general es recordar que hace varios meses se aprobó un conjunto de normas para regular las actividades de los aspirantes a la nominación. Al mismo tiempo, quiere prohibirles que traten de involucrar en sus campañas a la dirigencia adeca regional y local, así como a aquellos que ocupan gobernaciones y alcaldías
Con ese propósito, Alfaro sostuvo el pasado lunes en la tarde una larga reunión con Claudio Fermín y el martes almorzó con él. Por la mañana había desayunado en un restaurant de El Rosal con Lewis Pérez y 12 integrantes de su comando, y el miércoles almorzó con el precandidato. Con el alcalde Ledezma y con Humberto Celli no lo ha hecho todavía.
El único tema tratado en esas reuniones ha sido el mismo. Y tanto con Fermín como con Lewis Pérez, Alfaro hizo recriminaciones y hasta hubo algo de tensión. Ahora bien, el entorno del secretario general ha dicho que los síntomas de poca receptividad que han mostrado Fermín y Pérez en los días subsiguientes, obligan al debate en el CEN.
Después de sus encuentros con Alfaro, en un acto preparado por Paciano Padrón, Fermín afirmó en declaraciones a periodistas que el candidato presidencial de AD será él y que cuenta con el apoyo de 90 por ciento de los adecos, por lo cual es conveniente abrir el proceso interno para formalizar esa realidad.
Lewis Pérez ha sostenido en su comando que mantendrá el ritmo de la actividad proselitista, con particular énfasis en el interior, aunque sin entrar en polémica con Fermín y sus seguidores.
En el desayuno del martes, Alfaro responsabilizó al secretario nacional de organización de haber contribuido a formar un estado de confusión y pugnacidad en el partido. Pérez, a su vez, descargó las culpas en Fermín, a quien acusó de haber desatado una campaña de ofensas contra la dirección nacional y de hacer comentarios públicos contra líneas acordadas por el partido, tales como la propuesta del acuerdo nacional y el respaldo a iniciativas del gobierno. De la misma manera, calificó a Fermín de provocador y saboteador de actos preparados por las autoridades nacionales y regionales de AD.
Entre quienes acompañan a Lewis Pérez se perciben críticas y hasta descontento con el secretario general. Hay molestia porque en vez de asumir una conducta de anuencia en relación con sus actividades proselitistas, más bien da inequívocas muestras de cuestionamiento. Es evidente que las relaciones entre ambos ya no son las mismas.
En el diálogo con Fermín, Alfaro también utilizó expresiones admonitorias e insistió en que el candidato presidencial sería escogido en el momento adecuado y siempre dentro de las normas acordadas con la participación de todos, conforme a las cuales habría garantías de igualdad para los competidores.
Fermín, por su lado, se quejó porque en sus giras ha encontrado que en forma sistemática le cierran las casas del partido y los responsables de la estructura organizativa dan instrucciones para minimizar la concurrencia a sus eventos.
El jueves, Alfaro congregó durante seis horas, en la sede del CEN, a los secretarios generales seccionales y a los 12 gobernadores adecos para advertirles la inconveniencia de precipitar la disputa. Allí, Paco Rosales, secretario general de Anzoátegui, intervino para señalar contradicciones en el funcionamiento del partido. Dijo que a él le ordenaban recibir, atender y preparar actos a dirigentes nacionales, pero esto lo colocaba en trances como el de presenciar discursos de Humberto Celli contra miembros del CEN y, particularmente, contra Alfaro, a quien se le endilgaban epítetos de dictador adeco y enemigo de la democracia interna. ``Eso lo he tenido que soportar yo''...
Mientras estos acontecimientos se desarrollan, en los comandos de los precandidatos y entre observadores prevalece el criterio de que Luis Alfaro Ucero tiene su propia estrategia para ser candidato presidencial en 1998. En ese sentido, en la medida en que AD se mantenga fuera del ambiente electoral que hoy domina a los partidos, él será apreciado como el artífice de la unidad y la recuperación del liderazgo colectivo adeco, como el líder capaz de garantizar que el partido ejerza el poder directamente y con su propio programa.
Además, ya se comenzó la organización de una gran fiesta para celebrar el 17 de este mes los 77 años de Alfaro, en los jardines de la residencia del animador de televisión Guillermo González, en la urbanización Cerro Verde.
Será una celebración con el sabor tradicional de los lanzamientos de candidaturas y tendrá lugar cinco días después de la fecha de cumpleaños (el 12), para evitar que la llegada del presidente Bill Clinton a Venezuela le reste centimetraje en los medios impresos y tiempo de comentarios en los noticieros de televisión. Las invitaciones ya comenzaron a circular entre ministros, militares de alto rango, representantes de la Iglesia y de otras instituciones y dirigentes de todos los partidos políticos.
En medio de ese panorama, todo indica que el CEN volverá a implantar las restricciones a los aspirantes y sus comandos, pero la gran pregunta es si retornará la calma, sobre todo después de los síntomas de aceleración que los precandidatos han impuesto a sus campañas. Y cuando están convencidos que el rival de peligro todavía no ha confesado sus planes.